22 de mayo de 2009

La genética algunas veces juega contra mi

Algunas veces no siento la necesidad de escribir y otras si, tengo tantos artículos inconclusos, pero es básicamente por falta de inspiración, porque quizas no siento esas ganas de tomar las frases que pienso mientras camino y traspasarlas a un papel o en este caso a una realidad virtual.
Hoy sentí esas ganas locas de escribir las mil y un ideas que tenía en la mente, pero siento que gracias a mi mala memoria olvido gran parte de las cosas que pienso. Algunas veces la genética juega contra mio, creo que lo pienso cuando me dio cuenta que cometo los mismo errores que mis familiares, los mismos personajes que tienen mi apellido y a su vez parte de mi genética.
No sé en realidad que pensar, pero me pregunto ¿Cómo puedo corregir mi carga familiar, genética o como se le quiera llamar?. Es díficil, son años de aprender lo mismo, son años de ver las mismas actitudes y copiarlas.
Cada día que pasa me parezco más a mi madre, pero no sé si quiero ser precisamente como ella, quizas físicamente tenemos mucho pero mucho en común, pero ¿seremos las mismas personas? ¿me comportaré igual a ella en un futuro? ... quizas no, quizas si.
Siento que no quiero cometer los mismos errores que ella ha cometido, siento que no quiero caer en el mismo círculo vicioso de las peleas constantes, de la insatisfacción constante, de la postergación constante.
Hoy vi a una "amiga" del pasado (fuimos hace mucho pero mucho tiempo atrás amigas, ahora no lo somos) que estaba embarazada y me fue choqueante, tiene 2 años más que yo, y simplemente está embarazada. No ha terminado sus estudios, no tiene una carrera, vive con sus padres aún, en realidad me deja harto que pensar. Y esto pasa así, sucesivamente con una cantidad "n" de compañeras del colegio. Me da pena por ellas, pero ese es el camino que eligieron, será bueno o malo, todo depende del punto de vista.
Cuando vi a mi ex amiga, después me puse a pensar en que tipo de madre quiero ser, y en realidad, no conseguí la respuesta. No tengo la respuesta para algo que es tan bello en la vida, no puedo ponerme a planificar cosas que en realidad no tengo la certeza. Una mala manía mia.
Saben que, en realidad el mundo en el que vivo inmersa no es tan malo, quiza puedo utilizarlo a favor mio, estoy segura pero casi segura que algo bueno me espera en la vida.

Au Revoir !


Una canción

20 de mayo de 2009

Algo de lo que me Arrepiento

Es verdad, no soy de las que se arrepienten. Creo que arrepentirse de un acto es decir que uno lo no quizo hacer pero que igual lo hizo, no tiene pies ni cabezas. No quiero sonar de forma "pesada", pero no creo en el arrepentimiento y menos en decir que uno "no lo quizo hacer".
Lo hecho, hecho está. Así dice el dicho.
Pero, si bien no me he arrepentido de las decisiones que he tomado en mi vida (que creo que han sido bastante satisfactorias y dentro de los márgenes que he esperado), hay algo que es mi espina en el corazón, y me clava todos los días cuando me doy cuenta lo que perdí.
Existimos personas que somos apasionadas, que tenemos empuje, que no vemos hacia atrás y que seguimos hacia adelante. Pero en ese camino que he recorrido durante 20 años si hay algo que me hace mirar atrás y replantearme formas de accionar pasadas, presentes y futuras.
Un día de verano, precisamente en Enero, me encontraba disfrutando mis vacaciones antes de entrar al último año de mi educación media. En ese tiempo había encontrado pega repartiendo flyers en una gasolinera y disfrutaba mis pocas lucas juntadas para el verano, aprovechaba de broncearme un poco estando tanto tiempo bajo el sol.
Llegue a la casa, muy cansada (convengamos que estar parada desde las 10:00 hasta las 18:00 hrs. no es muy agradable). Mi madre me prepara comida, y en uno de sus arranques de rabia tira un tenedor al piso, el que rebota en la mesa de centro y quiebra el vidrio. Un gran escándalo para tan poco.
Así nos quedamos sin mesa de centro (en realidad sin el vidrio). Luego me levanto para ayudar y mi madre me manda a la punta del cerro. Algo raro pasaba, el ambiente no podia estar tan tenso por cualquier cosa.
Preferí irme a dormir, no queria más guerra ese día. No sé por qué, pero me desperté a eso de las 00:00 hrs. algo estaba mal en la casa. Luces prendidas, gente agitada, escuché que mi abuelo estaba en las últimas, su vida se iba, despacio hacia otro lugar. Mi madre estaba desesperada, mi padre no contribuía mucho.
En un momento sentí unas ganas explosivas de llorar y levantarme, pero no pude, me acongoje, lloré pero no me levanté de la cama.
A eso de las 4:00 mi madre me dice: "Tu Abuelito Falleció"...
...
...
No tuve palabras para describir que sentía en ese momento, pero igual debía dormir, porque el trabajo iba igual.
Al día siguiente no pude ir a ver a mi Abuelo, simplemente no pude. Son cosas que no puedo explicar.
Esa misma semana, mi pololo, me había pateado, y ya me sentía lo suficientemente mal como para seguir el sufrimiento.
Las primeras horas de ese día después de su muerte fueron normales, como si no hubiese ocurrido. Así de simple. Así de concreto.
Llegue a casa y me encuentro con Pedro (el menor de mis tres hermanos mayores). Él muy mal me abraza y me dice: "El Papi murió". Yo lo empujé, no quería que me abrazara. No necesitaba que me abrazara. Y le grite: "¡¡¡Si lo sé!!!".
Comenzamos una pelea, y lo eché de la casa, no queria saber que estaba ocurriendo alrededor, no queria que me preguntara como me sentía, no queria recibir pésames de las personas con las que jamás conversé. No necesitaba que me abrazarán para contenerme. Simplemente no queria.
Esa misma noche, agarré mi pluma y le escribí la carta más bella que pude escribir y le prometí que sería todo lo que el siempre esperó de mi, a pesar de que nunca lo fui a ver, a pesar de que no era muy cercana, a pesar de que nunca pude conversar bien con él, a pesar de que la mitad de las cosas que me decía yo las entendía, a pesar de todo lo quería.
Le escribí que iba a ser alguien de bien, que dejaría de despreocuparme de mi familia, que comenzaría a ser distinta a lo que era. Le dije que me perdonara, que a pesar de todo me perdonara por no estar ahí (como toda la familia).
Esa mañana, agarré la carta y se la dejé en su feretro, y partí al centro. Necesitaba ir a buscar a alguien que faltaba en ese momento. Alguien muy importante para mi abuelo y para mí.
Llegué, y mi primo Rapha no queria ir (NISIQUIERA MI TÍO LO HABÍA INVITADO), pero le dije: "Es nuestro abuelo y tenemos que estar juntos".
Fue ahí cuando vi en sus ojos el dolor que tenía y que era el mismo dolor que tenía yo. Ese mismo dolor de cuando parte alguien a quien dejaste de ver por mucho tiempo y que sabes que perdiste tiempo que ya no volverá. Algo de lo que siempre me he arrepentido.
Tomamos el metro y llegamos hasta mi casa, almorzamos y luego nos fuimos al funeral.
Cuando llegamos a la Misa, nadie reconocia a mi primo, nadie se acordaba de quien era Rapha. Me dolió, porque es IGUAL de primo que todos los que estabamos ahí. Lo tomé de la mano y estuvimos juntos, durante toda la misa, llorando, apoyándonos, como el mejor primo que he tenido y que siempre tendré.
En una parte, el Padre Roberto (QEPD) pidió que los familiares se acercasen para decir unas palabras, yo me levanté y dije lo que tenía en el corazón: "Que mi abuelo era de esas personas que no importaran las distancias, las recorría con tal de saber como estabamos cada uno de nosotros, y que me sentía orgullosa de tener un abuelo que a pesar de todo era TAN preocupado por cada uno de nosotros, aunque nosotros no nos preocupásemos de él. Esa es su enseñanza".
En ese momento sentí una paz por haber hecho algo más que hablar: haber llevado a mi primo a su funeral, un primo que su propio padre había olvidado, que su propia familia olvida constantemente.
Después de esos días, todo cambió.
Sentí una responsabilidad enorme de cumplir aquello que prometí. Esa promesa tan grande de ser la mejor, de ser lo que él siempre quizo que yo fuese.
De ahi en adelante me di cuenta que tengo todo para ser lo que yo quiero ser.
De ahi en adelante me di cuenta que de la única cosa que me arrepiento en la vida fue de no haber compartido más con él. De no haber apreciado en su momento sus regalos, sus libros, sus billetes de 500 que me encantaban, de no haber tomado el tiempo de sentarme y saber de él.
Ahora me he enterado de muchas cosas que no sabía, cosas que jamás las imaginé y que mi Abuelito las deseaba para mí.
Me arrepiento de tener solo tres fotos con él. Me arrepiento de no haberme levantado esa noche de la cama y decirle: TE QUIERO Y TE AMO.


Au Revoir.