Había una vez una niña llamada María de los Ángeles, ella vivía en un país de grandes bosques y ríos en donde se podía apreciar la magia de la naturaleza.
En aquellos años, no existía fotolog, ni blog, ni nada por el estilo, sólo lo que rodeaba a ese bello paraje.
Esta niña, quién fue llamada así en nombre de alguien que ayudó mucho a su mamá antes que ella naciera, fue criada para ser una princesa en algún momento de la vida. Pasaba tardes y horas reflexionando sobre cuando sería la hora de crecer y convertirse en una gran reina, quien ayudaría a todo el mundo. Así, desde pequeña ella quería crecer y crecer y ser grande, como sus hermanos, los que ya tenían su familia y grandes cosas por entregar al mundo.
Poco a poco fue pasando el tiempo, y cuando cumplió 15 fue una de sus mayores alegrías, pensó que podía empezar a hacer cosas, pero se dio cuenta que era parte de una nueva etapa que comenzaba pero para seguir aprendiendo y no para hacer.
Así, aprendió y aprendió todo lo que pudo, creció aún más como mujer y como persona, pero faltaba algo, buscar el camino a seguir.
Un mago llamado Guillermo, profesor de María de los Ángeles, la fue guiando día tras día durante un año antes de que tuviese que tomar su determinante decisión para el resto de la vida.
Llegó el día, y la decisión que tomó fue clara, ser alguien en la vida, reconocida y amada. Ese día se concretó después de su cumpleaños número 18.
Pasó un tiempo, en que ese camino maravilloso que había elegido se llenó de fango y no podía pasar por ahí. No podía, más que por ensuciarse, sino por que otras personas no lo permitieron hasta que se aclarase toda esa situación irracional provocada por terceros.
Llegó el día, día en que tenía que comenzar ese camino. Día de nervios, día de muchas cosas, día de esperanza. Fue genial, pero aún así, a María de los Ángeles le queda mucho camino por recorrer, pero en ese primer día conoció a personas geniales que han hecho que todo sea más fácil, pero también en los días siguientes conoció otras personas que quieren ayudarla y acompañarla en el mismo camino.
¿Será que quiero ser acompañada? Es lo que se preguntó estos días María de los Ángeles, pero no se ha dado cuenta que siempre está acompañada. Y no sabe como darle gracias a todos ellos que siempre están ahí.
¿Dar gracias? Sí, decirle a todas las personas que están día a día al lado mio: gracias por eso. Así de simple, así de sencillo.
AU REVOIR
9 de abril de 2007
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1 comentario:
Hacer Camino... esa será tu consigna.
Si miras tus pasos, te darás cuenta de las huellas en el camino.
Ahí está... Vivo y presente.
Pato
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